
Cuando te vi frente a mi, pronunciando mi nombre, me
paralice, hacia casi tres años que no lo escuchaba en tus labios, por unos
instantes mis pies no cedían al impulso de ir hacia ti, cuando conseguí que
siguieran mis ordenes invadí tu espacio y te di dos besos acompañado de un
fuerte abrazo, pude oler tu característico perfume, mi cabeza no podía pensar,
mi corazón bombeaba rápido, solo acerté a preguntarte un ¿ como estas?,
sostuvimos las miradas todo lo que pudimos, en ellas se podía leer el perdón mutuo,
me despedí de ti sin mediar palabra, tan solo un “adiós”.
Cuando me di la vuelta y seguí caminando, sentí como aquella
puerta que mantuve entreabierta durante tanto tiempo por si volvías, no te la
encontraras cerrada, se había cerrado por inercia, me sentí orgullosa y
triunfante, confirme que hacia ya mucho que no te esperaba, que el dolor había dejado
paso al simple cariño, quedan recuerdos hermosos, malos, si los hubo ya no los
recuerdo.
El tiempo nos hizo esperar lo suficiente para que nos cruzáramos
sin dolor, estamos en paz.
Charo
No hay comentarios:
Publicar un comentario